jueves, 8 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad

     Susy os va a escribir una pequeña historia de una muchacha, así que yo no quiero ser menos y voy a escribir un cuento que se me ocurrió sobre la Navidad el año pasado y que por lo que sea no he podido llegar a plasmar, hasta ahora:

     Sara estaba muy contenta y rebosaba de ilusión. Tenía un folio delante, sentada en la mesa del salón en el que iba a escribir la carta a los Reyes Magos. Con los nervios, cometía muchas faltas de ortografía pero sabía que los Reyes la perdonarían, porque había sido buena aquel año, cómo sus padres la habían enseñado que debía ser. Con el aire cargado de olor a turrón, Sara terminó su carta y cuando la metió en el sobre, hizo en éste un dibujo de tres personas a camello que llevaban muchos, muchos regalos, para darles ánimo.

     Y esperó, feliz y radiante, que la carta llegara a su destino y que llegara ese día, para el que todavía faltaba al menos un mes.

      Lejos de allí y a los pocos día, en Oriente, los Reyes Magos recibieron la carta de Sara, junto con otras cientos de miles de sobres aquel día. Y cada nuevo sobre blanco, de colores, dibujados por titubeantes manos infantiles o ya preparadas de las tiendas, los entristecía un poco más. No es que hubieran perdido el espíritu navideño que durante cientos de años habían mantenido. Dentro de sus corazones, era un impulso que los animaba a seguir adelante año tras año.

     Sin embargo, veían que año tras año, y sobre todo después de entrar en el nuevo siglo, los valores de la Navidad se estaban perdiendo a pasos cada vez más agigantados. Llevar la felicidad a los demás de forma altruista y desinterado es algo que incluso parece estar mal visto por la sociedad y hacer algo sin pedir nada a cambio se considera un signo de que te faltan dos veranos y de que se te ha caído un tornillo. El capitalismo se apodera con sus negras raíces de toda la tierra fértil en buenas acciones, pidiendonos consumir y construir un pequeño mundo cada vez mejor para cada uno, dejando el terreno cada vez más seco y esteril.
      Los reyes estaban alicaídos, y cada carta que leían les hacía creer que habían fracasado y todo era por una razón: no podrían llevar ni un solo juguete a ni un solo niño en todo el mundo. Un magnate de los negocios se había apoderado de todos ellos, monopolizando incluso el reparto navideño, haciendo su ilusión inutil. Los había adquirido a bajo precio, al quedar todavía algo de tiempo para la Navidad y los había puesto a diez veces su precio, esperando así que sus beneficios subieran como un bizcocho con mucha levadura, haciendo que el pastel fuera diez veces mayor.

     Baltasar casi estaba apoyado con la cabeza en la mesa, para que sus dos compañeros no puedieran ver sus lágrimas. Gaspar se recostaba en su silla para descansar la espalda y los hombros, cansados y abatidos. Melchor había decidido seguir mirando cartas un poco más ese día ya que por lo menos debía hacer el esfuerzo de leer las cartas que con tanto esmero les enviaban los niños, porque otra cosa no podían hacer. Entonces dio con la carta de una niña que se llamaba Sara que no quería nada, que sólo habría escrito: "Quiero que mi papá sea feliz, y mi mamá también, y mi hermanita también. También mi abuelita y el abuelito. Pero también quiero que todos los demás que no conozco sean felices, y que pueda ver por la calle más sonrisas, más abrazos, más luces y colores y más cariño y amor".

      Melchor enseñó la carta a sus dos amigos y juntos recordaron el verdadero sentido de la Navidad y de la misma existencia humana y decidieron que no podían quedarse de brazos cruzados. Había llegado el momento de llevar a la humanidad el mejor regalo de todos.

     Llegó el día de los Reyes Magos y por la mañana, a la debil luz invernal de un sol pálido y anaranjado, un hombre lloraba en los escalones del enorme centro comercial abarrotado de juguetes. No era de extrañar que llorase, ya que estaba en la ruina. Creía... no, sabía que la Navidad era el momento del año que más hacía aflorar las ganas de darse un capricho, de que a uno le hagan regalos, de gastar dinero y tirar la casa por la ventana. La gente piensa: "ya llegarán tiempos mejores y nos levantaremos, pero ahora vamos a permitirnos lo que sea para deleitarnos". Pero aquel año nadie se había gastado ni un duro en juguetes. No había vendido ni uno solo. Y no lo comprendía. Sabía que las personas no podían rechazar sus anuncios, su publicidad era precisa y atrayente, como una tarta que descansa sobre la mesa que dice "cómeme".

     Ya había un pequeño charco oscuro de lágrimas brillantes, que reflejaban su propia cara triste. Al final, el hombre se sintió mal por haber puesto esos precios tan desorbitados. "He robado la Navidad a todos los niños del mundo. No hay ahora ni un solo niño feliz por mi culpa". Entonces lloró con más fuerza y el charco creció y creció como si se hubiera roto una tubería dentro de su cuerpo. Pero paró de afluir el líquido cuando escuchó una risa a lo lejos y un rayo de sol iluminó la plaza.
    
     Empezaron a aparecer niños, todos ellos felices y contentos, risueños y saltinbanquis, jugando, dando volteretas y arrastrándose por el suelo de la entrada al Centro Comercial. Sara, la niña que escribió su carta deseándo la felicidad de todas las personas, vio su rostro reflejado en un gran charco de lágrimas y miró al hombre que estaba tumbado con los ojos llorosos y le dio una pequeña tarjeta y un abrazo. El hombre leyó: "Espero que seas feliz hoy y siempre; te regalo mi amistad y mi amor; siempre podrás contar conmigo". La niña había salido corriendo y pudo ver como un niño le daba otra tarjeta y cuando ella la leía, se dieron un abrazo efusivo e infantil. También los padres que habían salido leían tarjetas de felicitació y de deseos de felicidad y cuando el rayo se sol se hizo más grande y un gran círculo luminoso bañaba la plaza, tres personajes con ropas extrañas aparecieron en la plaza como por arte de magia.

     Buscaron a sara.

     -Hola pequeña -dijeron-, tu nos has recordado que la Navidad y todos los días del año son para buscar la felicidad, tanto la nuestra como la de los demás. Tu carta ha hecho que todo el mundo al menos por un día sea feliz.
    
     Sara sonreía tanto que parecía que se quedaría con la boca así para siempre.

     El hombre, empresario arruinado, al escuchar lo que habían dicho los Reyes Magos, abrió las puertas del centro comercial.

     -Niños, podéis coger todos los juguetes que queráis, son regalos para todos.

     Entonces Sara entró en el Centro Comercial y sacó tres regalos, uno para cada Rey Mago.

     Vosotros lleváis mucho tiempo haciendo regalos a todos, pero nadie piensa en vosotros, así que yo os doy estos regalos -eran tres preciosos camellos de peluche.

      Los reyes se dieron cuenta que ella no había cogido nada para si misma y la preguntaron:

     -¿Tu no quieres nada?

     Ella se acercó a sus padres y a su hermana y tocó la barriga inchada de su madre y todos se abrazaron.

     -No necesito nada más que lo que ya tengo.

     Los reyes asintieron con admiración por aquella niña tan pequeña que había devuelto los verdaderos valores a la Navidad, y aquella fue la mejor de todas ellas, desde que se iniciara ya hace cientos de años.

By Dani!!! Historia escrita por mi, espero que os guste y que paseis una feliz Navidad!!!!

Nota personal de Susy.

Hola! me alegro mucho de que visitéis nuestro blog. Espero que os guste y que os riáis un poquito. Casi todos los días subimos entradas, pero no olvidéis que tenemos anteriores que a lo mejor no habéis visto y os pueden gustar!
Bueno esta entrada en realidad no es para recordaros esto. Es para que os acordeis de que llega la Navidad. Esa fiesta en familia que todo el mundo debería poder disfrutar. Sea quien sea, viva donde viva. Es una fiesta para disfrutar, olvidar conflictos, pasárselo bien y sobre todo DIVERTIRSE.
La Navidad comenzó según nos cuentan celebrando un nacimiento. No se si creeis o si no creeis. Ahora mismo da igual, lo importante es que está llegando y que queremos celebrarla con vosotros!
Los niños cantan villancicos. Se ponen los arbolitos, el Belén, se decoran las puertas, los cuadros... Y se pide el aguinaldo. ¿qué puede haber de malo en ella? A demás es nuestra primera navidad con este blog y me parece algo muy especial.
Por ello, escribiré una historia de Navidad que todo el mundo podrá ver y leer. Será una pequeña "anécdota" contada por una chiquilla que pensaba que la Navidad era un desastre. Pero ya no os voy a contar más! tendréis que verla para averiguar qué le ocurre.
Espero que os guste, que nos visiteis en Navidad, que tengais unas buenas fiestas y buenos días 24 y 25 de diciembre!
Atte. Susy.


David Guetta.

Seguramente conozcais a este ídolo. David Pierre Guetta nació en París en 1967. Está casado, tiene dos hijos. Se inició en la música entre los ochenta y los noventa, como DJ. Ahora también trabaja de productor discográfico. Sus canciones se escuchan por todo el mundo. Ha trabajado con Rihanna, Madonna, Lil' Wayne, y muchos mas artistas (como productor).
Éste es David Guetta:




Espero que os gusten sus canciones. Siendo DJ, claro, lo que hace es producir la música de las canciones, no cantarla:












































Graciaas!!

jueves, 1 de diciembre de 2011

1 de diciembre: día del SIDA

     Se empezó a conocer a mediados de los años 80.    

     El SIDA es una enfermedad provocada por la contracción de un viros llamado VIH en español (virus de inmunodeficiencia humana). Básicamente, cuando el virus se manifiesta, lo que produce es una disminución de las defensas de nuestro cuerpo, por lo que cualquier enfermedad (denominadas por los médicos oportunistas), incluso un simple catarro, puede suponer un gran reto para la persona, pudiendo no llegar a superarlo y morir.

     Actualment con los antirretrovirales es posible vivir con esta enfermedad tratándola como una enfermedad crónica más, incurable pero que no provoca la muerte. Este tratamiento solo se encuentra en los países desarrollados y en menor cantidad en los que están en vías de desarrollo. Por otra parte, en África, Asia y Europa occidental no se dispone de ellos o su número es muy reducido y por tanto, los datos sobre la población afectada son alarmantes:

Archivo:HIV Epidem.png

      Este mapa nos muestra los datos del verano del 2008.    

     La forma de contagio de este virus es mediante el intercambio de los siguientes fluidos: sangre, semen, flujos vaginales y la leche materna durante la lactancia. En el parto o el embarazo no existen muchas posibilidades de que el feto sea infectado, pero sí durante la lactancia.

     Contrario a lo que se pensaba en un principio, no se transmite por la saliva, ni por contacto, ni por el aire... sólo por las formas del apartado anterior.

     Las principales maneras por las que la gente se contagia son por mantener relaciones sexuales sin protección (incluyendo todas sus formas) y la utilización de jeringuillas para inyectarse drogas que hayan sido utilizadas por otras personas.

     Por tanto, la concienciación y la prevención son la única arma que tenemos ya que, si miramos al mapa de arriba, el ser humano debe convivir con este agresivo enemigo mientras no sea erradicado o se extinga al no ser transmitido durante varias generaciones, cosa que es improbable.

     Desde este blog quería contribuir a irradiar esta información y espero que sea de utilidad para todos. Me despido poniéndos el lazo que reivindica este día, recordando a todos aquellos que han muerto por esta enfermedad:


     By Dani!